LOS ANARQUISTAS

EN LA CRISIS POLITICA ESPAÑOLA (1869-1939)

Jose Peirats

En una revolución hay que distinguir dos cosas: la obra constructiva en lo moral y en lo económico, la consecuencia en la integridad incorruptibles, y el destino propio de la revolución como fenómeno anecdótico. No siempre se puede dominar convenientemente el destino de una revolución política que tiene, según parece, sus leyes propias de levante y poniente, de aurora, cenit y ocaso. Pero podemos hacer que permanezcan vivos los vestigios edificantes entre las cenizas de la revolucion malogra. Este saldo de vestigios permanentes es tal vez la única revolución real positiva.

¡Pobre de la revolución que para salvar su finalidad suprema se devora a si misma!¡Pobre de la revolución que aguarda al triunfo final para realizarse!

A pesar de todos los inconvenientes y torpezas, la revolución española tuvo acierto de realizarse a si misma. La obra revolucionaria de las colectivizaciones sera su huella indeleble en el espacio y el tiempo. Lo demás pasara a la posteridad como un mal sueño.

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